Duelo
Están las plazas llenas de despedidas,
los horizontes marcados por sueños rotos y noches perdidas.
En la corriente queda atrapada la vida inquieta,
los trazos, las letras, las manos que tocan, las horas inciertas.
En la corriente, de un mar que traga la misma vida,
se quedan ojos, llantos, encuentros, se quedan rotos los corazones,
y no hay palabras donde quepan las emociones.
Está el dolor de una despedida, la rabia, el miedo, las manos vacías,
la tierra comiendo polvo, tragando mierda, doliendo hondo.
En la casa ropa tendida que pierde su color y su hilo,
el frío mustio de las paredes, manchas, pinceles, papeles mojados.
En la casa deshabitada y fría, de un reloj que se detiene,
se mece nadie, se duerme el polvo, se riñe el silencio de un hueco roto,
y no hay palabras.
Están los latidos suspendidos, los labios rotos por las esquinas,
la pena sonando, cantando un fado de un pudo ser que no ha llegado.
En la ilusión no queda tiempo,
no quedan bailes, ni poesía, ni cajones para ser llenados.
En la ilusión, bolsillos rotos, sonrisas que nunca llegan, pedazos de ayer,
las letras que se caen del papel, cicatriz, del negro al gris en el azul,
y no hay.
Jose Valdivia